Endocitando inmunocomplejos de la sangre.

Procesando antígenos en el timo antes de llegar al ganglio.

Captando antígenos intactos retenidos en la red de células dendríticas foliculares.

Reconociendo péptidos presentados por células dendríticas maduras.

Detectando antígenos transportados por linfocitos T CD8+.

Deleción clonal mediante señales apoptóticas (por ejemplo, vía Fas/FasL).

Anergia clonal, que inactiva linfocitos autorreactivos sin eliminarlos.

Hipermutación somática para cambiar la especificidad de los receptores en la periferia.

Supresión por linfocitos T reguladores (Treg).

Ignorancia inmunológica, cuando el antígeno propio está en un sitio inaccesible o restringido.

Residen preferentemente en tejidos periféricos como piel, mucosas y pulmones.

Ejecutan funciones efectoras como producción de citocinas o actividad citotóxica.

Migran preferentemente a órganos linfoides secundarios para mantenerse en estado de reposo.

Pueden ser activadas por citocinas inflamatorias como IFN tipo I, IL-12 e IL-18.

Responden rápidamente tras reconocer el antígeno, sin necesidad de expansión clonal prolongada.

Son eliminados exclusivamente por la secreción de IgD en la lámina propia sin necesidad de células presentadoras de antígeno.

Son capturados por células dendríticas, que migran a los ganglios linfáticos mesentéricos para iniciar una respuesta adaptativa.

Son transportados por células M hacia el lumen para su excreción.

Son encapsulados en granulomas formados por fibroblastos para evitar su difusión sistémica inmediata.

Son inmediatamente destruidos por linfocitos B que se diferencian en células plasmáticas in situ.

Los vasos del epitelio alto HEV, que ingresan en el ganglio linfático, vuelcan su contenido (sangre) en el seno subcapsular.

Las células T efectoras acceden a los tejidos periféricos a través de un endotelío plano.

Los linfocitos T virgenes suelen ser activados por antígenos nativos solubles que encuentran adheridos a las celulas dendriticas foliculares.

El bazo tiene vasos de endotelio alto (HEV) que permiten el ingreso de linfocitos vírgenes desde la sangre.

Los linfocitos B vírgenes utilizan el receptor CCR7 para dirigirse exclusivamente a la médula ósea.

Activan hasta un 20-30% de los linfocitos T del organismo.

Inducen una liberación masiva de citocinas, causando síndrome de choque tóxico.

Activan masivamente linfocitos T al unirse simultáneamente a TCR y MHC clase II sin especificidad antigénica.

No requieren procesamiento antigénico previo por la célula presentadora de antígeno.

Solo activan linfocitos B y no afectan a linfocitos T.