Muscularis gastrointestinal

Médula tímica

Paracorteza del  nódulo linfático

Pulpa blanca esplénica

Sinusoides de médula ósea

Los linfocitos T y B vírgenes ingresan a los ganglios por los vasos linfáticos aferentes.

Los macrófagos residentes del ganglio ingresan continuamente por la circulación sanguínea.

Las células dendríticas activadas acceden a los ganglios linfáticos a través de las vénulas de endotelio alto (HEV).

Los linfocitos B de memoria ingresan al ganglio exclusivamente por vasos linfáticos aferentes.

Los antígenos nativos solubles y las células dendríticas activadas llegan al ganglio por los vasos linfáticos aferentes.

Se generan principalmente en la zona extrafolicular tras la activación temprana de células B.

Dependen exclusivamente de señales del linfocito T folicular (Tfh) para su diferenciación.

Requieren necesariamente el paso por el centro germinal para su generación.

Tienen alta afinidad por el antígeno gracias a un intenso proceso de hipermutación somática.

Son responsables de la formación de inmunoglobulinas principalmente de isotipo IgG.

Aumentar la actividad fagocítica de las células B

Permitir la inmortalización de linfocitos B productores de anticuerpos específicos

Favorecer la maduración de afinidad de los anticuerpos in vitro

Generar anticuerpos capaces de unirse a múltiples epítopos del mismo antígeno

Obtener anticuerpos policlonales con diferentes especificidades

En el centro germinal ocurre la diferenciación final de los plasmoblastos, dando lugar a plasmocitos de corta vida o de larga vida.

En el centro germinal, las células B experimentan modificaciones finales en sus BCR antes de convertirse en células plasmáticas productoras de inmunoglobulinas.

En el centro germinal, las células B experimentan un proceso en el cual se determina qué tipo de inmunoglobulina producirán.

En el centro germinal se produce una segunda instancia de colaboración T-B.

En el centro germinal, los linfocitos B, conocidos como centroblastos, se transforman en centrocitos.

Las señales coestimuladoras permiten evitar que el linfocito T entre en estado de anergia.

La interacción TCR-péptido-MHC es específica y necesaria para iniciar la activación.

Las citocinas producidas durante la activación influyen en la

diferenciación del linfocito T hacia distintos subtipos efectores.

El linfocito T naïve puede activarse únicamente por contacto con antígenos solubles.

La señalización de CTLA-4 sustituye la necesidad de coestimulación CD28-CD80/CD86.

CTLA-4 y PD-1 potencian la expansión clonal de linfocitos T al unirse a sus ligandos.

CTLA-4 aumenta la secreción de IL-2 para amplificar la respuesta inmune.

Los receptores inhibidores solo están presentes en células T reguladoras, no en otras células T.

Allí son reclutadas  las células dendríticas, guiadas por las quimiocinas

En esta area se encuentran los conductos fibroblsticos reticulares

En ella se encuentran predominantemente linfocitos B y centros germinales

Acá se extravasan los linfocitos T vírgenes  en busca de su antígeno

Acá se ubican las vénulas del endotelio alto.

Si los linfocitos T virgenes no encuentran el antígeno, retornan a la circulación sanguínea a través de los HEV

Tras activarse, disminuyen CCR7 y migran a tejidos periféricos.

En su camino a los ganglios linfáticos, requieren de L-selectina para iniciar el rodamiento previo a la extravasación.

Tienen una vida media larga en ausencia de activación, manteniéndose en circulación.

Requieren reconocimiento antigénico a través del TCR y coestimulación para activarse.